Cuanto mejor conozcamos una caldera, mejor sabremos trabajar con ella, tanto para su correcta instalación como para adelantarnos a cualquiera de sus posibles averías.
En este post, queremos repasar las claves de éxito de una correcta instalación de una caldera de gas en vivienda, contemplando aspectos como el tipo de salida de humos, las conexiones hidráulicas y la normativa vigente, además de las medidas de seguridad básicas que siempre deben acompañar a todo profesional.
En función de tipo de caldera de gas, una salida de humo concreta
Lo primero será tener en cuenta el tipo de caldera de gas, estanca o de condensación, para saber el tipo de salida de humos así como su material y grado de inclinación.
Las estancas requieren de una salida de humo metálica, fabricada en aluminio con acabado natural o pintada. Llevará dos tubos: uno para aspirar el aire limpio del exterior y otro para la expulsión de los humos producidos por la combustión del gas.
La salida de humos podrá ser coaxial o con doble tubo. La coaxial deberá tener los tubos uno dentro del otro, generalmente el interior de un diámetro de 60 mm para expulsar los gases, y el exterior de 100 mm para la entrada de aire limpio. La instalación podrá ser tanto horizontal como vertical.
La salida de humos de doble tubo requiere 80 mm de diámetro y permite salidas de tubo de hasta 20 metros. Es la más utilizada en viviendas de nueva construcción. Permite que la caldera que está situada en el primer piso expulse los humos de la combustión en el punto más alto del edificio.
Las calderas de condensación están diseñadas para recoger el agua concentrada, por lo que requiere una toma de desagüe cercana a la instalación por su evacuación constante. La temperatura de salida de los humos de combustión es menor y por eso el gas se condensa y provoca un flujo de agua continuo.
La salida de humos aquí podrá ser vertical coaxial, horizontal coaxial y también de doble tubo. Las dimensiones de los tubos son parecidas al caso anterior pero el material puede ser también de polipropileno al soportar bien la corrosión al agua.
La horizontal y de doble tubo es importante que tengan una ligera inclinación para que pueda recogerse el agua condensada por el desagüe.
La conexión hidráulica más favorable a la vivienda y caldera
Una vez confirmado el tipo de caldera y su salida de humos, toca realizar la conexión hidráulica. Éstas conexiones siempre contemplan una salida de agua caliente sanitaria, una entrada de agua fría, el retorno de calefacción, la salida de calefacción y la entrada de gas.
Cada caldera, en función de marca y fabricante, tendrá un esquema propio. No dudes en seleccionar el que mejor se adapte a la caldera y la vivienda.
La normativa vigente para la instalación de calderas siempre presente
Un paso clave en la instalación tiene que ver con el respeto a la normativa vigente. El Real Decreto de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE) marca la buena instalación y edificación de viviendas para la seguridad, higiene y uso eficiente de la energía.
Así que con la normativa como referencia habrá que fijarse en qué tipo de vivienda vamos a instalarla y con qué espacio contamos.
La seguridad en el trabajo: vestuario, equipo y el espacio
Es bueno recordar también que en todo el proceso de trabajo habrá que cuidar las máximas medidas de seguridad. El gas es un elemento fácilmente inflamable y las calderas pueden explotar también
al someterlas a presiones excesivas, así como por averías en la combustión. Las quemaduras durante su manipulación son también otro de los accidentales más habituales.
Por eso, un buen equipo de trabajo, materiales de primera calidad y el cuidado de la zona de trabajo facilitará minimizar cualquier riesgo de accidente. Una mascarilla para evitar la exposición a los gases tóxicos y cuidar el orden en general de la zona de trabajo son medidas básicas a tener en cuenta por parte de cualquier profesional.
Pedagogía del buen mantenimiento: revisión, inspección, buen uso
Una vez instalada correctamente la caldera de gas en la vivienda, toca hacer pedagogía del buen uso para alargar al máximo su vida útil. Para eso, aconsejar cuidar tanto las inspecciones del gas que utiliza la caldera, como la revisión de la caldera y cada uno de los equipos en funcionamiento.
Una revisión anual y el control de la presión, es una buena manera de mantener en buen estado la correcta instalación de la caldera. Además si animamos a purgar los radiadores, comprobar la ventilación y así como la evacuación de gases, conseguiremos que el trabajo de los instaladores perdure en el tiempo.