Una caldera de condensación es capaz de reutilizar el calor latente en los humos de la combustión. En una palabra: es un equipo de calefacción que puede generar un plus de calor reciclando el vapor de una combustión ya realizada, sin necesidad de usar combustible para ello. Esto convierte a la caldera de condensación en la más eficiente y la menos contaminante de todas las calderas. Continúa leyendo si quieres saber todos los detalles acerca de qué es una caldera de condensación, y por qué se ha vuelto tan famoso este tipo de caldera.
El diseño de las calderas de condensación se basa en el de las calderas estancas, pero lo supera. Al igual que una caldera estanca, la caldera de condensación tiene su cámara de combustión totalmente aislada del espacio donde esté emplazada.
Pero su peculiaridad consiste en que la caldera de condensación tiene la capacidad de reciclar y reutilizar el poder calorífico contenido en los humos de la combustión, que otros tipos de calderas desechan. Lo logra reduciendo la temperatura de los gases de la combustión hasta el nivel de punto de rocío, para extraerles el vapor de agua y reaprovecharlo.
Su diseño de tiro forzado por una turbina, permite que las salidas de humo no tengan que ser verticales, sino que puedan ser horizontales o en cualquier otra posición que el diseño del espacio de la casa requiera. Esto abre un sinfín de posibilidades y ventajas.
Las calderas de condensación tienen múltiples ventajas en comparación con las calderas estancas y atmosféricas. Veamos algunas de ellas.
La extraordinaria eficiencia energética es lo que más tipifica a las calderas de condensación. Siempre que se vaya a definir qué es una caldera de condensación, hay que empezar diciendo que es la caldera con la mayor eficiencia de combustible que se haya fabricado hasta ahora.
Obviamente los índices de eficiencia varían de una marca a la otra y de un modelo a otro. Pero siempre suelen sobrepasar el 100% (el 95% para algunos equipos) y en algunos casos puede llegar a 110%.
Según estudios, las calderas de condensación son las que permiten un mayor ahorro y una mayor soltura en la economía doméstica. El ahorro en la cuenta de combustible puede ser de hasta un 25% con respecto a otras calderas. Aunque la instalación inicial es más costosa, los gastos se amortiguan con el ahorro en concepto de combustible.
Las calderas de condensación permiten una mayor flexibilidad en cuanto a salida de humos. Esto facilita su emplazamiento en cualquier tipo de espacio, sea reducido o amplio, e incluso si el lugar elegido tiene características especiales.
La toma de aire para la combustión y la salida de gases son forzadas por una turbina, gracias a lo cual la salida de humos puede quedar en posición horizontal, oblicua o vertical, y adaptarse muy bien a la disponibilidad de espacios, sea una vivienda independiente o un espacio comunal.
Si se trata de una instalación convencional, casi siempre se elige la instalación coaxial, en la cual tanto la toma de aire como la expulsión de gases se realizan a través de tuberías concéntricas (coaxiales), lo que permite ubicar la caldera en espacios incluso muy reducidos.
Y si en cambio el espacio es mayor o si la salida de gases va a estar muy alejada de la caldera, entonces se elige la instalación a 2 tubos, que permite que la salida y la entrada de gases sean independientes y puedan instalarse a considerable distancia de la caldera. (Más detalles sobre las salidas de humo, en este artículo.)
Las calderas de condensación son las que menos contaminan. Los gases tóxicos (SO2, NOx, CO) se reducen hasta en un 70%, lo cual las convierte en las más indicadas para cumplir con las nuevas normativas anticontaminantes.
A esto hay que añadirle que, parte de la contaminación ambiental procede no sólo del tipo de gas, sino además de la temperatura a que se emiten los gases. En el caso de las calderas convencionales, los gases emitidos a la atmósfera a través de las chimeneas o salidas de gases pueden alcanzar los 160 °C, mientras que en las calderas de condensación pueden llegar a reducirse hasta los 30 °C.
Las calderas de condensación por lo general son de fabricación muy reciente e incorporan los mejores avances tecnológicos. Esto se traduce en un funcionamiento silencioso y sin ruidos, en interfaces de usuario amistosas y fáciles de manejar para el usuario sin conocimientos técnicos, y en una elegancia de estilo que fácilmente puede armonizar con la decoración del hogar.
Por su diseño y su lógica de funcionamiento (condensar gases y volverlos líquidos), la caldera de condensación requiere de forma obligatoria de un desagüe especial. Esto determina que haya que hacer algún que otro gasto adicional, o que al menos haya que diseñar bien el espacio a la hora de emplazarla.
Por ejemplo, es mejor colocar la caldera en posición mural y no de pedestal, ya que esto facilita que el agua de desecho descienda por sí misma, por gravedad, sin necesidad de añadir algún tipo de motor o turbina que extraiga el agua. Algo importante también es el material de las tuberías y accesorios del desagüe. Lo mejor es que sean de PVC, ya que si son de metal, la composición del agua condensada puede oxidarlos o dañarlos.