Su importancia y cómo reemplazarlo
El ánodo de magnesio es una pieza importante para la protección de los equipos de calefacción y agua caliente sanitaria (ACS). También se le llama “ánodo de sacrificio”, ya que su función consiste en recibir primero la oxidación, para evitar que se dañen piezas metálicas más importantes. En el presente artículo te daremos todos los detalles sobre el ánodo de magnesio de calefacción: qué es y cómo funciona el ánodo, y cómo reemplazarlo si llega el momento.
¿Qué es y qué función tiene el ánodo de magnesio?
El ánodo de magnesio es una pieza importante para la protección de los componentes metálicos dentro de la caldera o el calentador. Se fabrica con una estructura alargada y recubierta de un material (magnesio en este caso, pero puede ser aluminio o zinc) que se oxide más rápido que los metales circundantes. Esto en cuanto a ánodos tradicionales, porque también los hay electrónicos.
¿Qué función tiene el ánodo de magnesio? La forma como funciona el ánodo de magnesio tradicional consiste en absorber los residuos de la reacción de corrosión galvánica que genera calentar agua, y de este modo evitar que el óxido dañe las piezas metálicas que permanecen sumergidas de forma permanente.
Por lo general tiene diseño universal, por lo que un mismo ánodo es apto para distintas marcas de calentador o caldera, o incluso para distintas fuentes de energía (por ejemplo, funciona igual para un calentador a gas o eléctrico). La longitud es importante, ya que debe ser equivalente a la del equipo a proteger. Hay ánodos fijos, que son los habituales, y los hay articulados, llamados “ánodos de cadena”, que se diseñan especialmente para poder instalarlos y extraerlos en espacios reducidos, sin necesidad de desmontar el calentador o la caldera.
El ánodo de magnesio es un verdadero héroe que hace honor a su segundo nombre de “ánodo de sacrificio”, porque al recibir en sí los daños para que no lo reciban las otras piezas metálicas, trabaja bajo un estrés que lo desgasta relativamente rápido. Es por eso que cuando un ánodo se avería hasta el punto de dejar de cumplir su función, cuando se le extrae está altamente desgastado en comparación con uno nuevo.
¿Dónde se localiza el ánodo de magnesio?
El ánodo de magnesio va en el depósito de agua de calentadores y calderas. Según el diseño o la antigüedad del equipo, el ánodo se localiza en la parte superior del equipo, y a veces en el lateral. Hay modelos de equipos que requieren que los desarmes para poder acceder al ánodo, pero hay modelos en que se alcanzan desde afuera: una cabeza que se puede desenroscar para extraer toda la pieza.
2 vías para saber si el ánodo de magnesio necesita reemplazo
¿Cómo comprobar si el ánodo de magnesio está corroído o sigue funcionando bien? Tienes por lo menos 2 vías para chequearlo y saber si necesitas reemplazarlo por un repuesto:
- Observar ánodo directamente. En este caso hay que desmontar la platina donde va anclado el ánodo (en los diseños que son con platina), o desenroscarlo desde afuera (en los diseños que van por fuera), todo esto habiendo previamente vaciado el depósito. Teniendo el ánodo a la vista, podemos ver perfectamente el estado de la cubierta de magnesio, y sustituirlo si es necesario. Esta es la mejor vía de las dos, y es infalible.
- Comprobar el ánodo con un medidor. Este método se pone en práctica sin desmontar nada, pero es necesario acceder a la conexión del ánodo. Con un polímetro convencional, se coloca un contacto en el borne de conexión del ánodo y el otro contacto en el depósito metálico. Si el display muestra algún valor, el ánodo sigue funcionando (aunque en realidad no sabemos en qué estado de funcionalidad se encuentre). Si no da ningún valor, posiblemente haya que reemplazarlo. Esta vía no es tan fiable como la anterior. Es más efectiva si se realiza con un medidor especial de ánodos.
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¿Cuánto dura el ánodo de magnesio?
El ánodo no es muy costoso, y por tanto se recomienda cambiarlo con cierta frecuencia. ¿Con cuánta frecuencia? Eso depende, y los criterios varían. Hay quienes recomiendan cambiarlo anualmente, cada 5 años o cada 10. Pero se considera que su duración “normal” es de 1 año, luego de lo cual es mejor revisarlo, so pena de que las demás piezas se dañen.
Si no lo reemplazas cada año, al menos sí debes revisarlo una vez al año como mínimo, y no esperar a que esté totalmente consumido para reemplazarlo. De contrario, los procesos de oxidación terminarán por perforar el depósito, y eso sí que es costoso. Tener que reemplazar varias veces el ánodo de magnesio es señal de que está funcionando bien este sistema de protección del equipo.
En cambio, si el interior del depósito ha llegado a oxidarse y el agua sale con óxido, ya difícilmente haya otra cosa que hacer que sustituir el equipo. Algo a tomar en cuenta es que existen también ánodos electrónicos, que son más efectivos.
No obstante, como el ánodo de magnesio es un componente degenerativo, su duración no es absoluta sino relativa, y dependerá por completo de varios factores:
- La dureza del agua con que funcione el equipo. No es igual un agua blanda que un agua dura, es decir, llena de sales y minerales. Como el ánodo de magnesio trabaja absorbiendo los residuos de la oxidación galvánica, su duración se verá reducida si el agua es dura. Con frecuencia los ánodos que funcionan en equipos de calefacción en zonas de aguas duras, al final de su vida útil quedan reducidos únicamente a la varilla central, sin nada de magnesio.
- La frecuencia de mantenimientos y drenajes: Uno de los pasos del mantenimiento es el drenaje de los equipos de calefacción. Todo equipo que trabaje con agua, en especial si es agua caliente, desarrolla asentamientos de minerales (magnesio, calcio, etc.) Si los equipos se drenan o purgan y dejan salir esa cal, obviamente los residuos no pasarán al ánodo de magnesio, y esto reducirá su carga de trabajo y alargará su vida útil.
- La temperatura de consignación habitualmente alta. Si usualmente la temperatura que eliges para el agua caliente es alta, eso desgasta más pronto el ánodo de sacrificio. Y no sólo el ánodo: también el depósito. El acero inoxidable con que suelen estar fabricados los depósitos de calderas y calentadores es, por definición, inoxidable. Pero eso no significa realmente que sea imposible que se oxiden. Una de las causas de oxidación del acero inoxidable es precisamente la combinación de agua a altas temperaturas que generen precipitados minerales y salinos.
El síntoma más externo y obvio de que el ánodo se ha desgastado por completo y necesita sustituto, es que el agua sale con óxido por los grifos. Es un síntoma que hay que atender y atajar apenas aparece, porque de lo contrario, si se deja pasar el tiempo, el óxido abrirá grietas en las paredes del depósito.
¿Cómo cambiar el ánodo de magnesio?
¿Cuándo hay que cambiar el ánodo de magnesio? Ya vimos que aproximadamente con una frecuencia anual, si bien eso es relativo. El mismo ánodo puede funcionar para un equipo de calefacción o ACS a gas o para uno eléctrico. No obstante, la forma de cambiarlo sí que puede variar de uno a otro.
¿Qué herramientas y materiales vas a necesitar para reemplazar el ánodo de magnesio?
- Ánodo de repuesto
- Llave inglesa o de extensión / Llave cubo
- Teflón
Será conveniente que te guíes por lo que diga el fabricante de tu equipo en el manual de instrucciones. No obstante aquí te damos los pasos para hacerlo. Veamos primero cómo cambiar el ánodo de magnesio para la mayoría de las calderas y calentadores, y luego veamos cómo cambiarlo en un calentador eléctrico, ya que es un poco distinto.
Cambiar el ánodo de magnesio en la mayoría de los equipos
El procedimiento para cambiar el ánodo de magnesio en la mayoría de las calderas o calentadores, es el siguiente:
- Hay que guiarse por el manual para localizar el ánodo. Según el diseño, suele ubicarse en la parte superior del equipo, pero puede ser en el lateral. La cabeza del ánodo puede asomar afuera de modo que se puede quitar con una llave cubo, o en cambio puede requerir retirar alguna tapa para acceder. Hay modelos en que el ánodo es él mismo como un tornillo, y hay modelos que tienen una rosca en la que se fija una tuerca.
- Cerrar las conexiones de entrada del equipo (la de agua y la de gas).
- Drenar toda el agua a través de la llave de purga o abriendo un grifo de agua caliente de la casa.
- Habrá que usar una llave inglesa, de extensión o española, o una llave cubo, en dependencia del diseño del equipo. Hay que desenroscar la cabeza del ánodo, y sacarlo. Si estuviera duro de mover, una pistola de calor puede ayudar.
- Coloca teflón en la rosca del ánodo nuevo, y enróscalo tal como quitaste el anterior pero en sentido inverso.
Cambiar el ánodo de magnesio en un calentador eléctrico
El procedimiento para cambiar el ánodo de magnesio de un calentador eléctrico (o en equipos que tengan el ánodo por debajo) es un poco distinto. En este caso el ánodo va anclado a una platina o brida.
- Desconectar el equipo de la red eléctrica y cerrar la entrada de agua fría.
- Vaciar el equipo de agua. Esto puede hacerse mediante una llave de purga si la hay, o abriendo el grifo de agua caliente más cercano hasta que deje de soltar agua. Según el diseño del equipo, puede vaciarse el depósito únicamente hasta el nivel de agua que alcance el ánodo (esto se puede ver en el manual del equipo).
- Cerrar la llave de salida de agua caliente.
- Desatornillar la platina de la base del equipo, y quitar de ella el ánodo.
- Limpiar la platina de cualquier residuo de cal, colocar el ánodo nuevo, y colocar la platina en su sitio. Hay que velar por que la junta de goma quede bien puesta, para evitar fugas de agua.
- Abrir la entrada y la salida de agua y restablecer la energía.
Consejos generales para reemplazar el ánodo de magnesio
Los ánodos no son productos notablemente caros. No obstante, no compres el nuevo ánodo hasta que hayas retirado el defectuoso. Primero, porque hasta que no lo veas no estarás seguro de si realmente está defectuoso y necesita repuesto; y segundo, porque aunque suelen tener un diseño convencional que se adapta a muchos tipos de equipos, lo mejor es tener en la mano el ánodo desgastado como modelo para comprar el nuevo.
Así que, para mayor seguridad, retira primero el ánodo dañado y luego ve con él a ver a tu proveedor de repuestos de fontanería.
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Es cierto que hay familias que nunca revisan el ánodo de su caldera o que ni siquiera saben que existe, y que pasan 15 años con la caldera sin descomponerse. Pero lo contrario también existe: calderas relativamente nuevas cuyos depósitos se agujerean por la corrosión prematura cuando el ánodo no funciona.
No te confíes incluso si tu depósito es de acero inoxidable. Aunque parezca difícil de creer, los aceros inoxidables sí se oxidan, precisamente cuando hay presencia de condiciones como las de las calderas o los calentadores: agua a alta temperatura con sales como cloruros disueltas. Sólo el ánodo es capaz de proteger al equipo de esas condiciones, y por eso hay que chequearlo y sustituirlo si es necesario.
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