Uno de los mejores inventos de los últimos tiempos
Las calderas estancas son uno de los mejores inventos tecnológicos de los últimos tiempos. En ciertas latitudes no podemos vivir sin calefacción, especialmente en invierno. Sin embargo, también es cierto que la calefacción del sector residencial realiza uno de los mayores aportes a la contaminación ambiental a partir de gases residuales de la quema de combustibles fósiles en calderas. Ello crea un gran dilema, que en alguna medida se ha venido a resolver con la caldera estanca, y en especial con esa hija prodigiosa de la caldera estanca, que es la caldera de condensación. En este artículo vamos a explicar con detalle qué es una caldera estanca y en qué se diferencia de otras, así como las ventajas del uso de calderas estancas.
Definición de caldera estanca y diferencias con las atmosféricas
Para definir bien qué es una caldera estanca, hay que compararla un poco con la tecnología anterior, la de las calderas atmosféricas. Estas toman el aire para la combustión directamente de la estancia en que estén emplazadas, y su salida de humo funciona de manera espontánea, a medida que los gases de la combustión vayan saliendo hacia afuera por la chimenea. Esto significa que las calderas atmosféricas son poco seguras en cuanto a contaminación del ambiente de hogar. Al menos una parte de los gases de la combustión quedan en el ambiente doméstico.
Algo muy distinto ocurre con las calderas estancas. La instalación de la toma de aire y la salida de humos de una caldera estanca puede realizarse de forma coaxial (un tubo dentro de otro: uno toma el aire del exterior para la combustión y el otro expulsa los humos de la combustión) o de doble tubo (tubos separados para toma de aire y expulsión de humos), pero siempre el aire que entra y los gases que salen están totalmente separados de la habitación en que esté emplazada la caldera.
Esta total hermeticidad de la cámara de combustión estanca, hace que el sistema sea mucho más seguro que el atmosférico, tanto en términos de limpieza ambiental como de accidentes potenciales. Las calderas estancas permiten que los sistemas de calefacción y agua caliente sean mucho más confortables, limpios y elegantes, y hacen que la caldera deje de ser un artefacto anacrónico y se pueda integrar a la decoración del hogar.
En términos de eficiencia energética, las calderas estancas también son mejores que las atmosféricas. El hecho de que la toma de aire se fuerce desde el exterior mediante una turbina, facilita un suministro de oxígeno estable que favorece un proceso de combustión más uniforme, y por tanto un mayor aprovechamiento del potencial calórico del combustible.
Lo mismo puede decirse del hecho de que la expulsión de gases (y por tanto la ventilación interna de la caldera) sea de tiro forzado. La caldera estanca trabaja con mayor comodidad y aprovecha mejor el combustible.
(Si quieres conocer más detalles sobre los tipos de instalación de toma de aire y salida de humos en calderas estancas y de condensación, te recomendamos leer nuestros artículo «Normativa para chimeneas de calderas de gasóleo».)
Calderas estancas y calderas de condensación
La caldera de condensación es básicamente la misma caldera estanca, pero que ha dado un paso más de avance en la eficiencia de combustible. La caldera de condensación también tiene su cámara de combustión herméticamente cerrada, y toma el aire para la combustión y expulsa los gases de la combustión mediante tiro forzado desde el exterior, por lo general mediante dos tubos que aparentan ser uno solo, gracias a que están diseñados de forma coaxial concéntrica. La caldera de condensación mantiene la seguridad de las calderas estancas, pero añade el máximo de aprovechamiento al calor ya generado por la combustión. ¿Cómo logra esto?
Una caldera de condensación es una caldera de alto rendimiento basada en un diseño que aprovecha el calor latente en los humos de la combustión ya realizada. Su nombre procede de su capacidad para condensar y reutilizar una parte significativa de los vapores de agua contenidos en los gases que resultan de la combustión, sin necesidad de usar combustible para ello. Esto implica una reducción de hasta 70% de las emisiones contaminantes.
Precisamente por esta capacidad de condensar y reutilizar el potencial calorífico de los gases de la combustión ya realizada, es que las calderas de condensación poseen dos características que las tipifican: la más extraordinaria eficiencia energética (siempre mayor al 100%) y la necesidad de que se les incorpore un desagüe especial donde verter las aguas que resultan del proceso de condensación y reutilización de vapores.
La caldera estanca según las nuevas normativas
Las calderas estancas constituyen actualmente el nivel mínimo aceptable de eficiencia de combustible establecido por las nuevas normativas que buscan reducir las emisiones contaminantes.
Según el R.I.T.E. y las directivas ErP y ELD, las calderas atmosféricas han quedado prohibidas en cuanto a fabricación y en cuanto a instalaciones nuevas de calefacción, y sólo son aceptables allí donde ya estaban cuando surgieron las nuevas leyes, o en nuevas instalaciones fuera del ámbito doméstico, en salas de calderas con sistemas especializados de ventilación y extracción de aire.
Pero en el ámbito doméstico, las calderas para nuevas instalaciones tienen que ser como mínimo calderas estancas, si no es que calderas de consensación. Esto garantiza el cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones contaminantes en concepto de calefacción, según los planes más recientes de la Unión Europea para 2020 (una reducción del 20%), y de cara al futuro con los planes de la UE para 2050: nada menos que una reducción del 80 al 95% de los gases de efecto invernadero.
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