LOS 3 PASOS PRINCIPALES
Cuando un quemador de gasoil está mal regulado, enseguida se nota. Lo principal es que la llama comienza a adquirir un color inadecuado y a generar exceso de hollín. Esto parece poca cosa, pero no lo es. Un quemador de gasoil mal regulado consume más combustible que uno bien regulado, sin que eso implique un mayor rendimiento en términos de calor generado. Por eso te conviene leer este artículo. Aquí te explicamos con detalle cómo regular un quemador de gasoil, además de otros detalles que pueden ser de tu interés.
Síntomas de que el quemador de gasoil está mal regulado
Básicamente se dice que un quemador está mal regulado cuando produce mala combustión. Un quemador de gasoil mal regulado es un problema menor (solo requiere ajustes), si bien no se descarta la posibilidad de que en realidad esté averiado y necesite un recambio.
Lo esencial para que una combustión sea correcta o incorrecta es el equilibrio adecuado entre el combustible (en este caso gasoil) y el comburente (en este caso aire). Existen algunos síntomas que te pueden estar indicando que el quemador de tu caldera de gasoil está necesitando una buena regulación. Algunos síntomas de quemador mal regulado son:
- Cambios en el color de la llama: de amarilla a roja. A diferencia de lo que algunos creen, el color de la llama de un quemador de gasoil no es azul. Las llamas totalmente azules proceden de quemadores de gas (gas natural, propano, butano, etc.) En los quemadores de gas, la llama amarilla sí significa suciedad, avería o falta de regulación. En cambio la llama de un quemador de gasoil es de color amarillo intenso por naturaleza, sin que eso signifique que haya avería o falta de regulación. El gasoil se quema a menor temperatura que el gas y por eso genera una llama de ese color. En el caso de un quemador de gasoil, una llama roja o rojiza sí significa una falta de regulación o avería, y falta de temperatura en la llama y en el sistema de calefacción.
- Hay más hollín de la cuenta en el quemador. Se considera que hay “combustión limpia” cuando el quemador no produce nada de hollín. Sin embargo eso es ideal, y en la práctica la presencia de un poco de hollín en un quemador de gasoil es hasta cierto punto normal. El gasoil es un combustible líquido derivado del petróleo, y arde, por así decirlo, de manera “menos limpia” que el combustible gaseoso. Las partículas de hollín forman parte normal de la combustión de gasoil. Sin embargo, si notas una presencia de hollín mayor de la normal, eso sí puede ser síntoma de que el quemador no está realizando del todo bien la combustión y necesita ajustes. ¿Cuándo una cantidad de hollín es “mayor de la normal”? Eso solo puede saberlo el propio usuario, conocedor habitual de su caldera.
- Gasto mayor de combustible debido a la mala combustión. La factura de combustible comienza a subir sin que puedas explicarte bien por qué y sin que la caldera presente averías visibles. Esto se nota especialmente cuando la mezcla para la combustión tiene tendencia al exceso de gasoil y no de aire. Ojo con la calidad del gasoil que adquieres, porque también eso puede afectar el equilibrio combustible/aire.
Humo negro o blanco en la salida de gases. Si la chimenea expulsa humo de un color distinto al habitual y en mayor abundancia que siempre, eso es síntoma de mala combustión. Normalmente el humo que expulsa una chimenea de caldera debe tender a ser incoloro, y por eso no debe notarse a simple vista. Cuando esto no es así (si el humo sale negro o blanco), es síntoma de que el quemador está desajustado, aunque hay que decir que también puede deberse a averías en la salida de humos.
Aunque en realidad se trata de un problema menor, lo cierto es que regular el quemador es una tarea especializada, que debes poner en manos de un técnico bien cualificado. Los técnicos de calderas poseen conocimientos, experiencias y herramientas que les permiten realizar esta labor con mucha exactitud. En algunos casos incluso utilizan ordenadores y softwares especializados para la regulación de los quemadores.
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Comprendiendo brevemente la combustión
El proceso de la combustión es básicamente una forma de oxidación. Se requiere una mezcla adecuada de combustible y aire (oxígeno y otros componentes como el carbono), y además una
temperatura de ignición específica para que el proceso de combustión no solo inicie sino que además se sostenga. Así pues, la reacción química debe cumplir con 3 condiciones para que la combustión pueda tener lugar:
- Una adecuada proporción entre combustible y aire. Esta proporción exacta se logra mediante los componentes de control del quemador y la caldera.
- La mezcla de combustible y aire debe estar presente de manera continua y uniforme en el área de combustión. Si el combustible es líquido o sólido, debe gasificarse o pulverizarse antes de que pueda sostener la llama, ya que es la atomización lo que permite la combinación estable con aire.
- La temperatura de ignición se debe mantener estable y controlada, para que el combustible pueda continuar su ignición sin que el calor externo influya.
Si no se aporta suficiente aire, la mezcla es rica en combustible y la llama tiende a reducirse o alargarse y a producir exceso de humo. La combustión será incompleta y los gases contendrán combustible inquemado (monóxido de carbono en vez de dióxido de carbono). El quemador aportará menos calor. Si por el contrario se aporta exceso de aire, la combustión será pobre y generará una llama corta, limpia y clara.
Importancia de mantener el quemador correctamente regulado
Cuando entra exceso de aire al quemador, ese aire se lleva consigo una parte del calor desprendido en el hogar, y lo expulsa al exterior a través de la chimenea. Esto es un desperdicio de combustible y de calor, y es precisamente lo que intentan remediar las modernas calderas de condensación. Sea o no de condensación tu caldera, en este caso lo importante es que siempre hay que mantener bien regulado el quemador, para que no haya ni exceso ni defecto de aire.
No obstante, la combustión debería ocurrir siempre con un leve exceso de aire, ya que eso garantiza que todo el combustible se queme correctamente y genere la mayor cantidad posible de calor. Esto además reduce la cantidad de humo y los depósitos de hollín, y mantiene tu caldera dentro de los estrictos parámetros anticontaminantes. Cuando los gases que salen de la chimenea contienen humo negro, ello es indicio de falta de aire. En cambio, si hay demasiado aire, los gases contienen humo blanco denso. Lo correcto es que la chimenea expulse humo transparente, levemente gris. Esto es síntoma de una relación adecuada aire/combustible.
El objetivo de regular el caudal de combustible que llega a la boquilla, es optimizar su utilización factual y evitar que el combustible se use sin ser quemado del todo, ya que esto provocaría una inaceptable ineficacia de combustible (prohibida por las normativas españolas y europeas actuales) y un aumento de las emisiones contaminantes. La combustión correcta del combustible genera dióxido de carbono (CO2), por lo que se dice que, a mayor índice de dióxido de carbono en la salida de gases, mayor eficiencia de combustible está teniendo el quemador. En cambio, la combustión incompleta del combustible genera monóxido de carbono (CO), que es un gas venenoso y letal.
En el caso de calderas de diseño estanco y de condensación, se supone que no importa tanto que la combustión en el quemador no sea completa, ya que los gases residuales se expulsan directamente al exterior a través de la salida de gases y la chimenea, sin afectar el interior de la casa o la estancia donde esté ubicada la caldera. Sin embargo, esos gases son emitidos hacia el medio ambiente y lo contaminan.
Por eso no es suficiente con cumplir las nuevas legislaciones de utilizar siempre calderas estancas y de condensación. Es muy importante también lograr una combustión correcta y completa del combustible, y en ello juega un papel fundamental la adecuada regulación del quemador.
3 pasos para ajustar un quemador de gasoil
El grado de combustión en el quemador se regula mediante el ajuste del gasto de combustible, de la cantidad de aire, y además ajustando los elementos que producen la mezcla de combustible/aire. Para lograr esto hay que utilizar el sistema de controles de la caldera. Se va regulando poco a poco el combustible y el aire hasta lograr el mayor rendimiento y estabilidad según los parámetros de fábrica.
Como dijimos más arriba, el humo de la caldera que está realizando una correcta combustión en su quemador, resulta invisible al ojo humano, mientras que una mala combustión se aprecia en forma de humo visible, ya sea negro o blanco. El humo visible en la chimenea significa pérdida de energía y de dinero, mayor cantidad de emisiones contaminantes, y reducción de la vida útil del equipo. Dicho humo puede ser de 2 tipos: si es humo negro, está entrando más gasoil que aire al quemador, y si es humo blanco, está entrando más aire que gasoil.
1. Ajustando el flujo de combustible
Este primer paso de controlar la cantidad de combustible que llega al quemador, se basa en lograr un caudal inicial adecuado de combustible. Algo muy importante a tener en cuenta es que la boquilla del quemador debe ser la idónea para tu tipo de caldera según su potencia y según la presión de inyección de gasoil. Si la boquilla no es la idónea, el quemador no podrá funcionar bien por mucho que lo regulen.
Una vez que nos hemos cerciorado de que la boquilla del quemador es la ideal, hay que posicionar el cabezal de combustión un poco hacia atrás, de manera que se forme bien la llama aunque todavía no esté perfectamente regulada (la regulación final haremos en el paso 3). Para lograr una verdadera eficiencia de combustible hay que lograr llevar al quemador hasta el límite adecuado de equilibrio entre caudal de combustible y aporte de aire.
2. Ajustando la cantidad de aire
Este paso se debe hacer en segundo lugar, no en el primero. Es recomendable regular la cantidad de aire tras de haber regulado la cantidad de combustible. Para comenzar a regular la cantidad de aire que entra al quemador como comburente, lo mejor es partir de un exceso de aire, lo cual se logra abriendo un poco más la clapeta de aire.
Este exceso inicial de aire permitirá más fácilmente ir reduciendo la cantidad de aire hasta que sea exacta (en el paso 3 que veremos a continuación). No obstante, hay que decir que el exceso de aire no debe ser extremo, porque puede provocar llamas grandes e inestables. Es mejor que sea solamente un poco de exceso.
3. Ajustando la mezcla de combustible y aire
En este tercer paso procederemos a lograr el equilibrio completo entre el combustible (gasoil) y el comburente (aire). Este equilibrio es la esencia del buen funcionamiento del quemador de gasoil. Reiteramos que el equilibrio no debe ser exacto, ya que una buena combustión requiere siempre de un pequeño exceso de aire que sustente la llama.
Lo esencial en este paso es ir reduciendo poco a poco el exceso de aire, y a la vez ir posicionando poco a poco hacia delante el cabezal de la combustión, hasta lograr una llama de color amarillo intenso, que es la ideal para un quemador de gasoil funcionando con perfecta regulación y sin combustible no quemado. El humo debe ser incoloro, aunque hay modelos en los que un humo un poco menos incoloro está dentro de los límites permisibles.
Finalmente, si sientes que has pasado el límite y el sistema ha empezado a desajustarse (por ejemplo, si la llama pasa de amarilla a roja o rojiza, si el humo vuelve a ser visiblemente blanco o negro, si el cabezal del quemador gotea combustible, etc.), puedes llevar los parámetros hacia atrás otra vez, o incluso siempre puedes comenzar nuevamente el proceso de ajuste desde el primer paso.
Las relaciones de aire y combustible deben mantenerse a niveles tan bajos como sea posible, con el propósito de economizar el combustible. Al lograr una combustión correcta y completa, estamos logrando no solo un mayor rendimiento calórico de la caldera y un aumento del confort de la familia, sino además una mayor eficacia de combustible, una menor cantidad de emisión de gases contaminantes y un notable ahorro económico para el usuario.
Como dijimos al inicio: siempre contrata a un técnico con herramientas especializadas
Como dijimos en párrafos anteriores, los técnicos de calderas cuentan con herramientas especiales que les permiten realizar una regulación muy exacta de la combustión del quemador. Una de estas herramientas es el analizador de combustión, cuya función es precisamente medir los niveles de gases contaminantes que resultan de una combustión incorrecta. Careciendo de esta herramienta, es técnicamente imposible realizar una regulación correcta de un quemador.
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Tradicionalmente algunos técnicos han regulado el quemador solamente “a ojo”, es decir, sin medir las condiciones químico-físicas de la combustión con instrumentos especializados, pero este tipo de práctica se vuelve cada día más improcedente, en especial si tomamos en cuenta las nuevas normativas de reducción efectiva de emisiones contaminantes, que para 2050 se han propuesto reducir las emisiones en no menos de un 80% con respecto a períodos anteriores, en especial las emisiones del sector doméstico. Por eso se vuelve tan importante un quemador perfectamente regulado, lo más eficiente posible en cuanto a economía de combustible y a reducción máxima de gases residuales de la combustión.
Regular el quemador solamente tomando en cuenta el color y el tamaño de la llama, es una práctica que no recomendamos en absoluto. Es cierto que ese método de momento te puede sacar de un apuro o una emergencia. Por ejemplo, cuando hay nevada, el técnico no puede asistirte por el momento pero no puedes prescindir de la calefacción y el quemador está desajustado; o por ejemplo, cuando es fin de semana, o en general dentro de cualquier circunstancia en la que el técnico no puede asistirte con la urgencia que necesitas pero no puedes prescindir de la calefacción.
En estos casos, si tienes un conocimiento medio de calderas y una experiencia que te permite, momentáneamente, para salir del apuro, regular la llama a partir de su color y su tamaño: es una solución de emergencia que puedes aplicar en una situación que sea incluso de vida o muerte. Pero luego de salir de la emergencia, te recomendamos que, cuanto antes, recurras a un técnico bien cualificado que definitivamente regule tu quemador de gasoil utilizando para ello un analizador de combustión.
Consejos para mantener el quemador bien regulado
- Nunca dejes sin realizar los mantenimientos periódicos a la caldera y el quemador. Esto evita falta de regulación, desajustes, suciedad, averías, o incluso sustituciones por recambios.
- Las cabezas de quemadores y toberas (“chiclés”) deben mantenerse siempre limpias, para que puedan lograr una correcta atomización del combustible.
- Los filtros y tuberías de combustible deben mantenerse siempre limpios. Esto garantiza un caudal correcto de combustible y evita desequilibrios aire/gasoil, así como impurezas que también pueden afectar la llama en el quemador.
- Cualquier fuga de combustible debe limpiarse al instante. Esto evita no sólo desajustes en el quemador sino incluso incendios o explosiones.
- Ocúpate de mantener el caudal de aire adecuado que permita la relación ideal aire/combustible.
- Mantén las entradas y salidas de aire a la caldera en óptimas condiciones. Esto se cumple para todos los tipos de calderas, pero en especial para las que no son estancas sino ambientales, y toman del interior de la estancia el aire para la combustión.
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