Cuando notes que tienes demasiada presión en la caldera, debes solucionar esto de inmediato. Hay muchos motivos por los cuales la presión de la caldera puede subir hasta más de los 2 bares normales. Pero hay ocasiones en que puede subir mucho más, por ejemplo, más allá de los 3 bares (zona en que el manómetro de tu caldera comienza a ponerse en rojo). En estos casos debes darte prisa en buscar una solución, que probablemente empiece por apagar el equipo. Hoy hablaremos de algunas de las causas por las que la presión sube demasiado, y también daremos algunos consejos sobre cómo bajar la presión de la caldera en estos casos.
Cómo bajar presión a la caldera cuando es demasiada
Aquí te damos unos buenos consejos sobre cómo bajar la presión de la caldera cuando ya ha subido demasiado.
Apaga la caldera y ve de inmediato a buscar un técnico
Este debe ser siempre el primer consejo de todos, en especial si no sabes de calderas. Si aun sin saber intentas arreglar el problema, puede que lo agraves, e incluso puede ser peligroso. En cambio, el personal cualificado no sólo cuenta con las herramientas necesarias, sino además con la experiencia imprescindible para ver los síntomas de tu caldera y diagnosticar qué es lo que le ocurre y arreglarla de la mejor manera posible.
Revisa la salida de humos o la chimenea
Obviamente, todo equipo que quema combustible necesita expulsar los humos residuales de esa combustión. La caldera doméstica no es una excepción. Toda caldera tiene una salida de humos, ya sea que dicha salida expulse directamente los gases a la atmósfera, o ya sea que se conecte a una chimenea individual o comunal que los expulsa.
En la actualidad las nuevas normativas legislan que las calderas deben ser estancas o de condensación, y en términos de salida de humos esto significa que los gases son forzados a salir mediante una turbina, y no se deja su salida al efecto espontáneo de su densidad menor que el aire a temperatura ambiente. Esto permite que una chimenea o salida de humo pueda quedar incluso en posición horizontal.
Pero estas tecnologías avanzadas de expulsión de humos no están exentas de averiarse o tupirse. En ocasiones las subidas excesivas de presión en la caldera se deben a una fuerte obstrucción en la chimenea o en la salida de humos, por suciedad de rutina o porque algún objeto o animal lograron entrar en la tubería.
Normalmente el humo que expulsa una caldera funcionando bien debe ser incoloro. Si no es así, hay problemas. Los síntomas de que es la salida de humos tupida o averiada lo que está generando demasiada presión en la caldera, suelen ser:
- El humo sale con color, ya sea negro, gris o blanco. Cualquiera de estos colores es síntoma de suciedad o tupición (o mala combustión del quemador por avería o una incorrecta regulación). Un leve color no es demasiado grave, pero un color intenso si es mal síntoma.
- El humo expulsado, aunque sea incoloro, tiene mal olor de algún tipo, provocado por obstrucción de materias químicas o de desechos orgánicos.
- La total ausencia de humo saliendo hacia la atmósfera desde la chimenea o la salida de gases. Es absolutamente imposible que un equipo que funciona por quema de combustible no emita humos de algún tipo a la atmósfera.
- La acumulación de humos en lugares poco acostumbrados de la caldera. Esto es señal de que el humo no logra salir por el extremo de la chimenea o la salida de humos, y por tanto busca otras salidas. El humo alivia a la caldera tanto de gases como de la temperatura propia de su funcionamiento. Cualquier obstrucción de la salida de gases hará subir la temperatura y la presión.
Por supuesto, al tratarse de calderas con toma y expulsión de aire forzadas mediante la ventilación, en algunos casos lo que puede estar roto es la turbina que inserta y expulsa el aire de la caldera. Cerciórate de que la turbina está funcionando bien antes de pasar a limpiar o a sustituir la chimenea o la salida de gases.
Si quieres saber más detalles, lee los artículos que hemos dedicado en el blog de Suner a estos temas. Aquí te dejamos el enlace de uno de ellos. Si además necesitas repuestos relacionados con chimeneas y salidas de gases, accede directamente a ellos mediante este enlace de nuestra tienda.
Controla bien la entrada y la salida de agua de la caldera
Si la presión sube hasta más de 3 bares, esta es una presión bastante anormal, y puede deberse a que el agua no ha dejado de entrar a la caldera. Probablemente la válvula de seguridad te avisará, expulsando agua espontáneamente para reducir la presión (salvo que esté averiada). Y si el vaso de expansión no está roto y cumple su función, tampoco habrá exceso de presión.
Pero si notas que la presión sube y sube incluso con la caldera apagada, ello se debe a que la llave de entrada seguramente está abierta o averiada. La inserción de agua continua en un circuito cerrado como el de calefacción hará que la presión suba cada vez más. Las soluciones posibles para este problema son:
- Cerrar la llave de entrada.
- Limpiar la llave de entrada si el agua la calcificó.
- Sustituirla por un recambio.
- Abrir la llave de salida.
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Asegúrate de que el intercambiador de placas con circuitos no esté comunicado
El intercambiador es una pieza importante dentro del mecanismo para transmitir directamente al agua el calor generado por el quemador. Eso significa que tiene un papel significativo en los niveles de presión del sistema. El calor del intercambiador aumenta la temperatura del agua que va a circular por los circuitos de calefacción y ACS.
El intercambiador es un componente sensible, que está conformado por placas de metal unidas por una junta. Las placas forman unos pasillos conectados entre sí. A través de estos pasillos el agua circula y se calienta. Si el intercambiador de placas se avería (lo que significa que las juntas que separan las placas no hacen su función y permiten que estas entren en contacto), esto puede provocar que suba la presión de la caldera.
Si tu intercambiador de placas se ha averiado, puedes contar con la tienda de Suner para adquirir un buen recambio. Aquí te dejamos el enlace para que accedas directamente a los intercambiadores de placas que tenemos a la venta. Ponemos a tu disposición sólo productos originales de la mayor calidad.
Purga los radiadores al menos 1 vez al año
Los radiadores son el extremo opuesto del sistema de calefacción con respecto a la caldera. Son el destino final del agua caliente en términos de temperatura de confort dentro del hogar, y por eso se encuentran a la mayor distancia posible con respecto a la caldera.
Esta distancia entre la caldera y los radiadores determina que a través de muchos puntos pueda penetrar el aire dentro del circuito de la calefacción (aunque sea un circuito cerrado), y congestionar los radiadores. El agua es el llamado “termoportador” o “emisario” del calor desde la caldera hasta las habitaciones, pero en cambio el aire no ayuda sino que entorpece.
Una pregunta frecuente relacionada con esto es: ¿Por qué la presión de la caldera sube con la calefacción? Es normal que sea así, ya que mientras el circuito de agua caliente sanitaria (ACS) es un circuito abierto y su presión no representa un problema, en cambio el circuito de calefacción es cerrado y es lo que afecta realmente de manera directa la presión interna de la caldera.
Cualquier congestión dentro del circuito cerrado de la calefacción, determina un ascenso de la presión, que se reflejará en el manómetro de la caldera. Y si este aumento de la presión se relaciona con que hay congestión en los radiadores, entonces es posible también que los radiadores emitan ruidos cuando enciendas la calefacción.
La solución para esto es mantener los radiadores funcionando perfectamente, para lo cual necesitan una purga periódica. Puedes hacer una prueba preliminar purgando el radiador que se ubique más cerca de la caldera. Si esta solución funciona, purga también los demás radiadores. Si no sabes cómo purgar radiadores, aquí te ponemos el enlace de un artículo donde te explicamos paso a paso cómo hacerlo.
Y si notas que tus radiadores requieren piezas de repuesto (purgadores, tapones, paneles, etc.), no dudes en contar con tu tienda de Suner para que te provea de todo lo que necesitas. Da clic en el siguiente enlace para acceder a todos los repuestos para radiadores a la venta en nuestra tienda:
Haz siempre los mantenimientos periódicos a la caldera
La ley establece que las calderas deben recibir mantenimiento cuando menos una vez al año. Esto evita la mayoría de los problemas y riesgos de tener una caldera en casa, incluidos los problemas de presión excesiva. Es posible que algunos problemas de presión se deban simplemente a piezas sucias, a circuitos tupidos o con aire, a componentes que necesitan recambios, y a cuestiones semejantes que mayormente se evitan o se resuelven haciendo mantenimiento periódico al equipo. Estos motivos con frecuencia provocan la subida excesiva de presión en la caldera Junkers, pero en realidad afectan a calderas de cualquier marca.
2 consejos sencillos para mantener controlada la presión de tu caldera
Además de los consejos a posteriori que hemos visto hasta ahora, te podemos recomendar un par de tareas profilácticas. Si cotidianamente (o al menos frecuentemente) mantienes vigilada la presión de la caldera, eso te evitará carreras y alarmas. Aquí tienes los consejos:
- Enciende un poco la caldera incluso en verano. No dejes tu equipo apagado durante demasiado tiempo, incluso si está lejos la temporada invernal. Si estás en verano o en época cálida y no vas a utilizar la caldera durante unos meses, al menos haz de vez en cuando algún arranque de mantenimiento. Puedes seguir este plan: enciende tu caldera durante no menos de 10 minutos y durante al menos 3 ocasiones durante todo el período en que el equipo esté en inactividad. Esto evitará que cuando vuelvas a usarla intensivamente la presión suba más allá de lo normal.
- Revisa el medidor de presión con frecuencia. No dejes de revisar el manómetro o medidor de presión al menos 1 vez a la semana. Esto te evitará que el exceso extremo de presión te tome por sorpresa. Si semanalmente echas un vistazo y notas cierto exceso de presión, siempre podrás equilibrarla o ajustarla hasta el nivel que sea necesario. Mantener la presión equilibrada puede alargar la vida útil del equipo y evitarte gastos innecesarios en piezas, o incluso tener que adquirir todo un equipo nuevo.
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