El mantenimiento correctivo y preventivo de calderas es un procedimiento de los más importantes. No sólo permite que las calderas funcionen con mayor seguridad para las familias, sino que también favorecen:
- La eficiencia energética del sistema.
- El correcto funcionamiento de la caldera.
- La permanencia del confort térmico en la casa.
- El cumplimiento de las normativas de diseño ecológico.
- La durabilidad de la caldera y de la instalación.
- La corrección proactiva de averías y roturas.
Todo esto cuida tanto la economía familiar como el medio ambiente inmediato y planetario. Lee este artículo completo si quieres acceder a información valiosa sobre cómo realizar el mantenimiento correctivo y preventivo de calderas. Nos estaremos refiriendo a las calderas domésticas, no a las industriales.
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Con frecuencia, los procesos de mantenimiento a calderas, sea correctivo o preventivo, incluyen remplazar piezas. Por eso hoy ponemos a disposición de tu negocio nuestro amplio catálogo de referencias de repuestos para caldera y quemador. Somos una empresa española con más de 40 años de experiencia en la distribución de repuestos de calderas para profesionales y técnicos del sector. Nuestro catálogo supera las 30.000 referencias de repuestos de más de 300 marcas del mercado.
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Mantenimiento preventivo
El mantenimiento preventivo a calderas, como su nombre indica, tiene un sentido profiláctico. Se realiza antes de que la caldera tenga averías, precisamente para minimizar la posibilidad de que llegue a tenerlas.
De manera ideal, el mantenimiento preventivo de calderas busca devolverle al aparato su funcionamiento de fábrica. Esto es difícil de lograr sin remplazar piezas por recambios nuevos, sobre todo si la caldera ya tiene años de funcionamiento.
A continuación listamos algunas de las operaciones que se pueden realizar con el objetivo de dar mantenimiento preventivo a calderas domésticas. El mantenimiento correctivo lo veremos más adelante en este mismo artículo.
1) Chequeo de rutina
Lo primero a realizar es una revisión a simple vista. Es el típico examen que realiza el propio usuario de la caldera (o el técnico), para determinar si hay fugas de agua o de combustible. Algunos puntos a revisar son:
- La válvula de seguridad o sobrepresión. Es la encargada de dejar salir agua y vapor si el sistema excede la presión permitida. Pero a veces está averiada y deja ir agua sin necesidad.
- El cuerpo de agua o válvula de agua. Se encarga de iniciar el proceso de encendido automático cuando hay demanda de ACS en la casa. Sus componentes son muy sensibles y pueden averiarse.
- Las válvulas de entrada o salida de agua. Sus mecanismos de paso pueden generar fugas al desgastarse.
2) Verificar la presión correcta en el manómetro
Toda caldera hoy en día incorpora un manómetro o medidor de presión. La mayoría de las calderas tienen una presión de trabajo entre 1 y 1,5 bar, si bien cada fabricante de caldera puede establecer parámetros específicos para sus productos, mayores o menores que los parámetros genéricos. Que la presión sea adecuada o no, es el mayor indicio de que todo está marchando bien o de que hay averías.
Como hemos dicho en otro artículo, la presión es el parámetro más significativo dentro de una instalación de calefacción, y si no es correcta, hay que detectar la causa y corregirla. Algunas causas de que la presión suba en exceso son:
- Vaso de expansión averiado (membrana rajada o rígida, o ausencia de gas en el compartimento opuesto al que contacta con el agua).
- Falso positivo por avería en los sensores o componentes que miden la presión.
- Salida de humos obstruida (esto lo detallaremos en otro punto).
- Exceso de agua dentro del circuito cerrado de la calefacción. Puede que la llave de entrada se haya quedado abierta sin querer. Esto se soluciona dejando salir suficiente agua por un grifo de agua caliente, hasta que la presión se normalice en el manómetro.
Por otra parte, algunas de las causas que provocan que la presión descienda en exceso son las que siguen:
- Falta de agua en el circuito cerrado de calefacción. La solución es recargar de agua el circuito usando para ello la llave de entrada.
- Válvula de seguridad o sobrepresión averiada, debido a lo cual expulsa agua sin necesidad.
- Llave de salida averiada, por lo que el agua se escapa y el sistema se vacía sin necesidad.
- Fugas de agua en la caldera, la instalación o los radiadores.
- Falso positivo por avería en los sensores o componentes que miden la presión.
- Bomba de circulación averiada. Esto, además de provocar un descenso anormal en la presión, puede generar exceso de temperatura.
3) Revisar la chimenea o salida de gases
El tiro natural en las salidas de humo es una tecnología que ya va quedando atrás, tanto como se han descontinuado las cámaras de combustión atmosféricas. Es preferible que el tiro sea forzado mediante ventiladores o turbinas, ya que esto garantiza una expulsión más eficiente y admite menos obstrucciones.
Sin embargo, es natural que cualquier tipo de salida de humos acumule hollín. Si esto se revisa a tiempo, el hollín nunca llega a obstruir la salida de humos y la caldera no se bloquea. Además, limpiar normalmente una chimenea lleva menos trabajo que desobstruirla cuando el hollín se acumuló en exceso.
4) Lubricar componentes que lo requieran
No todos, pero algunos de los componentes de una caldera se pueden lubricar. Se trata de componentes que cumplen funciones que implican movimiento. Por ejemplo, las llaves o válvulas de paso, las llaves de entrada o de salida, los componentes del cuerpo de agua tales como el vástago, el eje de la bomba de circulación, etc.
Cualquiera de estos componentes, por el mero hecho de estar en contacto cotidiano con agua caliente dentro de un circuito cerrado, puede desarrollar cal, sales o sarro. Claro que no se pueden lubricar usando para ello aceites, lubricantes o grasas comunes. Lo mejor es buscar productos especializados. Por ejemplo, lubricantes en base a silicona.
5) Mantenimiento a componentes importantes
Tanto el quemador y la cámara de combustión como el intercambiador de calor, son componentes fundamentales que requieren mantenimiento regular. Es necesario limpiarles el hollín y la cal, y en el caso del quemador, verificar que sus componentes (centralita, transformador, boquillas o inyectores, electrodos, etc.) estén funcionando correctamente.
Mantenimiento correctivo
El mantenimiento correctivo a las calderas domésticas es el que se realiza cuando han ocurrido averías, roturas o mal funcionamiento. Como su nombre indica, en este caso se trata de corregir un problema que ya ocurrió o que no se pudo prevenir.
Son pocos los casos en los que el mismo usuario de la caldera puede realizarle a esta un mantenimiento correctivo. En la mayoría de las situaciones, será necesario contratar a un técnico para que lleve a cabo el mantenimiento. Veamos primero lo que puede hacer el usuario, y luego lo que solamente el técnico debe hacer.
- Mantenimiento correctivo que puede realizar el usuario
- Reiniciar, resetear o rearmar la caldera. Realizar un reseteo es un método general para solucionar muchas averías cuyas causas se desconocen o son imposibles de definir. En muchos casos el rearme retorna la caldera a su funcionamiento normal.
- Verificar si la avería de baja presión es por falta de agua en el circuito de calefacción. Esto se realiza recargando de agua el circuito primario, usando para ello la llave de entrada de agua fría incorporada en la caldera. Si con esto la presión se normaliza, es señal de que sólo eso ocurría.
- Purgar la caldera, los radiadores y la instalación de calefacción. La purga se realiza cuando nada aparenta ir mal en la caldera o la instalación, pero aun así la calefacción no calienta. Esto puede ser síntoma de que entró aire al sistema. Puedes seguir este tutorial nuestro si necesitas realizar una purga para expulsar aire.
- Desobstruir chimeneas o salida de gases, siempre que no se trate de tupiciones complejas que impliquen desarmar las instalaciones.
2) Mantenimiento correctivo que sólo el técnico debe realizar
- Solucionar problemas de la instalación eléctrica o de combustible.
- Detectar y solucionar fugas de combustible o de agua en la caldera, la instalación o los radiadores.
- Rearmar quemadores que tengan función de rearme y se hayan bloqueado como consecuencia de averías internas.
- Limpiar el quemador y la cámara de combustión.
- Solucionar problemas de calefacción y ACS que se deriven de tupiciones en el sistema hidráulico de la casa.
- Rehacer la instalación de salidas de gases o tomas de aire que quedaron mal hechas.
- Desatascar bombas de circulación o turbinas, darles mantenimiento o remplazarlas si es necesario.
- Remplazar piezas averiadas por recambios de calidad.
- Destupir inyectores.
- Alinear electrodos.
- Solucionar problemas de encendido automático por desgaste de componentes.
- Hacer cambios de tipo de gas en la caldera.
- Realizar remplazos de calderas antiguas por nuevas.
Qué frecuencia de mantenimiento estipula la normativa actual
El R.I.T.E. (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios) es la principal normativa actual que regula con qué frecuencia hay que darles mantenimiento a las calderas y demás equipos de calefacción. Todos los detalles sobre el mantenimiento de calderas se pueden encontrar en el enlace que acabamos de dar al texto oficial del R.I.T.E. Aquí nos referiremos únicamente a la frecuencia del mantenimiento. En la siguiente tabla reflejamos la frecuencia de mantenimiento tomando en cuenta el tipo de combustible y la potencia nominal de cada caldera.
FRECUENCIA DE MANTENIMIENTO A CALDERAS SEGÚN EL R.I.T.E. |
||
TIPO DE COMBUSTIBLE |
POTENCIA NOMINAL |
FRECUENCIA DE MANTENIMIENTO |
Calderas de gas |
70 kW o menos |
Cada 2 años (sector doméstico) 1 vez al año (sector comercial) |
Calderas de gas |
Más de 70 kW |
Mensual |
Calderas de gasóleo, gasoil o diésel |
70 kW o menos |
1 vez al año |
Calderas de gasóleo, gasoil o diésel |
Más de 70 kW |
Mensual |
Calderas de biomasa |
Todas las potencias |
1 vez al año |
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